domingo, 5 de mayo de 2013

Cómo influyen los vínculos de apego padres-hijos en nuestras futuras relaciones de pareja.



En 1969, el psicólogo John Bowlby formuló la Teoría del Apego, según la cual, existe una necesidad en los bebés de estar próximos a sus madres, ser acunados en los brazos, protegidos y cuidados. Se trata de la búsqueda y mantenimiento de la proximidad, especialmente en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección. Sin duda, es una tendencia adaptativa que facilita la supervivencia.

Existen tres tipos principales de apegos:

  • Apego seguro: Se ha dado una alta sincronía entre las necesidades biológicas y sociales del bebé con una respuesta eficaz y estable de la figura de apego. Los padres atienden al bebé en todo momento cuanto tiene un lloro o queja. El bebé se siente seguro para explorar el mundo, sabe que sus padres están ahí.
  • Apego Ambivalente: Los padres no atienden en todo momento las necesidades del bebé, por lo que se mostrará inseguro a la hora de explorar su entorno. Se muestran angustiados ante la separación con la madre.
  • Apego Evitativo: La madre no muestra relaciones emotivas en su cuidado del bebé. Estos bebés no lloran ante la separación con la madre, e incluso pueden llegar a ignorarla. Se han habituado a no disponer de una relación de apego con  ella.

Los investigadores Berlin y Cassidy descubrieron en 1999 que existía una relación significativa entre los vínculos de apego infantil con las relaciones románticas o de pareja establecidas en la adolescencia o edad adulta. De este modo se descubrió que:

  • Las personas que habían establecido un apego seguro en su infancia, mostraban un mayor compromiso emocional y una mayor estabilidad en las relaciones de pareja
  • En cambio, los sujetos con un apego ambivalente suelen mostrarse ansiosos y celosos en sus relaciones románticas, mientras que los evitativos muestran frialdad y tienden a rehuir el compromiso emocional.


Beneficios psicológicos del apego seguro



Resulta importante que los padres y las madres atiendan las demandas de los bebés para desarrollar su sensación de seguridad y confianza; de este modo crecerán sanos (mentalmente) y seguros de sí mismos, facilitaremos su adaptación a la escuela, serán más competentes en sus relaciones sociales, tendrán una mejor autoestima y, como ya hemos comprobado, sus relaciones de pareja futuras serán más sanas y estables.




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